Ayer fui a dar una vuelta por el centro de Bruselas, a ver si encontraba los restos de iluminación del festival Beneflux que se hizo en Diciembre. Este festival intenta que la iluminación navideña tenga un poco más de carácter y esté realizada por artistas seleccionados mediante concurso. Al no tener muchos medios económicos, las propuestas suelen ser de bajo presupuesto y con elementos reciclados...razón de más para que me gusten...
No he podido encontrar muchas, pero las pocas que he visto me han llamado la atención.
En frente del café Zebra, un árbol anima el ambiente, con sus botes de plástico con luces de sirena de coche policía dando vueltas en su interior.
Grandes balones de tela, como los de playa de toda la vida pero blancos, flotan en la calle inspirando a los escaparatistas de tiendas de marca a hacer lo mismo: semiesferas de poliuretano decoran las vitrinas imitando grandes bolas de nieve.
Grandes balones de tela, como los de playa de toda la vida pero blancos, flotan en la calle inspirando a los escaparatistas de tiendas de marca a hacer lo mismo: semiesferas de poliuretano decoran las vitrinas imitando grandes bolas de nieve.
Y como tercer objeto curioso: árboles anti-olor, de los que se colgaban en el retrovisor del coche para quitar el olor de tabaco de nuestros padres, ondean en una de las calles de diseño y vintage más caras de Bruselas, Antoine Dansaert. Querrán decir que el diseño apesta? Que Bruselas apesta?
En todo caso aquí dejo las fotos para que cada uno piense lo que quiera.
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